Step 1

Step 2

Para hacer la salsa de caramelo, combina 30g de azúcar y 10g de agua en una cacerola. Cocina a fuego medio-bajo hasta que el azúcar se disuelva completamente y forme un jarabe transparente. Evita remover una vez que empiece a burbujear.

Step 3

Cuando el jarabe comience a hervir y aparezcan pequeñas burbujas, añade las almendras tostadas a la cacerola. Reduce el fuego a muy bajo. Remueve constantemente con una espátula para cubrir uniformemente las almendras con el jarabe de caramelo.

Step 4

Durante la cocción, el azúcar puede cristalizar y endurecerse ligeramente. ¡No te preocupes! Sigue removiendo suavemente a fuego bajo y se volverá a derretir. La paciencia es clave aquí.

Step 5

A medida que remueves, las almendras se cubrirán y el caramelo pasará gradualmente de un color dorado pálido a un ámbar intenso. Cocina hasta alcanzar el tono de caramelo deseado. Ten cuidado de no quemarlo, ya que el caramelo quemado puede tener un sabor amargo.

Step 6

Las almendras caramelizadas estarán muy calientes y pegajosas. Inmediatamente, extiéndelas sobre una bandeja forrada con papel de hornear o una esterilla de silicona para que se enfríen. Intenta separarlas un poco para que no se peguen completamente entre sí.

Step 7

Una vez que el caramelo se haya endurecido, pica finamente las almendras en trozos pequeños con un cuchillo. Busca un tamaño que se distribuya bien dentro de la masa de la galleta.

Step 8

Step 9

Añade la yema de huevo y mezcla bien hasta que esté completamente incorporada, asegurándote de que no se corte. Luego, incorpora la 1/2 cucharadita de extracto de vainilla para un aroma y sabor deliciosos.

Step 10

Agrega las almendras caramelizadas picadas a la mezcla de mantequilla y remueve con una espátula hasta que estén distribuidas uniformemente en la masa.

Step 11

Tamiza los 160g de harina de repostería y los 40g de harina de almendras directamente sobre los ingredientes húmedos. Usando una espátula, incorpora suavemente los ingredientes secos a los húmedos con un movimiento de corte. Mezcla solo hasta que no queden vetas de harina seca. Mezclar en exceso puede resultar en galletas duras.

Step 12

Una vez que la harina esté justo incorporada, une la masa en una masa cohesiva. Trabaja la masa suavemente para no desarrollar demasiado el gluten.

Step 13

Divide la masa en dos porciones iguales. Forma cada porción en un tronco de unos 3 cm de diámetro, enrollándolo suavemente sobre una superficie limpia. Envuelve cada tronco firmemente en plástico film. Refrigera durante al menos 1 hora (o hasta que esté firme) para que la masa repose y se endurezca. Este paso de enfriamiento es crucial para poder cortarla fácilmente y para que las galletas mantengan su forma durante el horneado.

Step 14

Una vez que la masa esté firme, desemvuélvela y córtala en rodajas uniformes de aproximadamente 1 cm de grosor. Usa un cuchillo afilado para cortes limpios; si la masa está demasiado blanda, puede desmoronarse.

Step 15

Precalienta tu horno nuevamente a 170°C. Coloca las rodajas de galleta en una bandeja para hornear forrada con papel de hornear, dejando un pequeño espacio entre ellas. Hornea durante 12-15 minutos, o hasta que los bordes estén ligeramente dorados. El tiempo de horneado puede variar según tu horno.

Step 16

Una vez horneadas, transfiere cuidadosamente las galletas de la bandeja a una rejilla para que se enfríen por completo. Dejarlas enfriar en la rejilla asegura que queden perfectamente crujientes y evita que la parte inferior se ablande o se cocine demasiado.